Sinopsis
“La niña de los fósforos”, cuento corto de Hans Christian Andersen, es un conmovedor relato ambientado en una fría noche de invierno en el siglo XIX. Narra la historia de una joven niña empobrecida que intenta vender fósforos en las calles de una ciudad. Desamparada y descalza, busca consuelo contra el frío y la soledad. Mientras intenta calentarse, la niña enciende los fósforos y se sumerge en visiones de calor, amor y esperanza. Este cuento, que explora temas de pobreza, desesperación y sueños, toca el corazón con su narrativa emotiva y simbólica.
La niña de los fósforos
(Cuento completo)
Hacía un frío espantoso. Nevaba y comenzaba a oscurecer. Era el último día del año, la víspera de Año Nuevo. En medio de este frío y de esta oscuridad. una muchachita marchaba por la calle con la cabeza al descubierto y los pies descalzos. ¡Oh, al salir de su casa llevaba zapatillas, pero eran demasiado grandes! Su madre las había usado hasta el último momento, y la niña las había perdido al atravesar corriendo la calle, para no ser atropellada por dos coches que pasaron a toda velocidad. Una de ellas fue imposible encontrarla, y un muchacho corría con la otra en la mano, gritando que le serviría de cuna cuando tuviera hijos.
La muchachita avanzaba, pues, con los pies descalzos, que estaban amoratados por el frío. En un delantal llevaba unos cuantos fósforos y sostenía en su mano un paquete. Nadie le había comprado en todo el día; nadie le había dado ni un céntimo. Tenía tambre, estaba helada, su aspecto era lamentable. ¡Pobre pequeña! Los copos de nieve caían sobre sus largos cabellos dorados que, en forma de bucles, se posaban sobre sus hombros. Pero la niña no tenía tiempo para pensar en eso. Las luces brillaban en todas las ventanas, y un delicioso olor a pato asado se extendía por toda la calle. Porque era el último día del año. Y en eso sí que pensaba la nena.
En el ángulo formado entre dos casas se sentó y acurrucó. Plegó sus piernecitas bajo ella, pero el frío no la dejaba parar. No se atrevía a volver a su casa, porque no había vendido ni una caja de fósforos ni tenía un céntimo en el bolsillo. Su padre le pegaría. Además, en su casa también hacía mucho frío, porque solo tenían sobre ellos el tejado, y el viento soplaba hasta el interior, a pesar de la paja y de los trapos viejos que taponaban las grandes rendijas. Sus manitas estaban casi congeladas por el frío. ¡Oh, cuánto bien podría hacerle una cerilla! Si se atreviese a encender una sola de una caja, frotándola contra la pared, y calentarse los dedos… Sacó una y ¡riis! Chisporroteó como el fuego. ¡Cómo ardía! Era una llama cálida y clara, como si fuera una lucecita que rodeara con su mano. ¡Era una luz magnífica! A la niñita le parecía que estaba sentada delante de una gran estufa de hierro, con patas y tubos de cobre. El fuego ardía deliciosamente, calentaba muy bien. Pero ¿qué pasaba?… La niña había alargado las piernas para calentarse los pies… cuando la llama se apagó. La estufa desapareció…, y la niña estaba con un fósforo quemado en la mano.
Encendió un segundo fósforo, que lució brillante, y todos los sitios adonde llegaba su claridad se hacían transparentes como un velo. La pequeña vio el interior de la sala, donde estaba puesta la mesa. El mantel era de una blancura deslumbrante, cubierto de fina porcelana. El pato asado humeaba lleno de ciruelas y manzanas, y —lo que aún fue más agradable— el pato saltó de la fuente, anduvo por el suelo con un cuchillo y un tenedor clavados y se acercó a la pobre niña. En ese momento, la cerilla se apagó y no se vio más que la oscura pared.
Entonces encendió otro fósforo, el tercero. Se encontró sentada bajo un soberbio árbol de Navidad. Era aún más grande y estaba mejor adornado que el que ella había visto, a través de la puerta de cristales de la casa del rico negociante, las navidades pasadas. Millares de luces ardían sobre sus verdes ramas, y unas láminas de color, igual que las que adornaban los escaparates de las tiendas, la miraban. La pequeña alargó la mano…, y el fósforo se apagó. Las múltiples luces del árbol subieron más y más, y la niña se dio cuenta de que se habían convertido en estrellas titilantes, una de las cuales corrió y trazó un largo rayo luminoso en el cielo.
—Alguien se muere —dijo la pequeña.
Porque su abuela, la única persona que había sido buena con ella, pero que ya había muerto, le decía: “Cuando cae una estrella, un alma sube hasta Dios.”
Encendió otra cerilla, frotándola contra la pared, y una claridad se extendió por todo su alrededor, en el centro de la cual estaba su abuelita, clara, brillante, dulce y amable.
— ¡Abuelita! —gritó la niña—. ¡Oh, llévame contigo! Yo sé que te marcharás cuando el fósforo se consuma; ¡desaparecerás como la estufa caliente, como el delicioso pato asado y como el hendido árbol de Navidad!…
Y encendió una tras otra todas las cerillas que estaban en el paquete. Quería retener a su abuelita. Los fósforos brillaban con tal claridad, que todo parecía más claro que en pleno día. Nunca había sido tan bella la abuelita, tan grande. Cogió a la niña por el brazo y volaron, soberbia y alegremente, alto, muy alto… Allí no hacía frío, ni había hambre, ni inquietud… ¡Estaban en la mansión de Dios!
A la mañana siguiente, en el frío rincón que formaban las dos casas, apareció sentada la pequeña, con sus mejillas sonrosadas y la sonrisa en la boca… muerta, congelada por el frío de la última noche del año. La mañana de Año Nuevo se elevó sobre el pequeño cadáver sentado al lado de las cerillas gastadas… Dijeron:
—Ha tratado de calentarse…
Pero nadie supo jamás lo que ella había visto de bello, ¡con qué esplendor ella y su abuelita habían entrado en la alegría del Nuevo Año!…
FIN
Guía para padres y educadores
Evaluación general del cuento «La niña de los fósforos» de Hans Christian Andersen
El cuento “La niña de los fósforos” de Hans Christian Andersen es una narrativa profundamente emotiva y conmovedora, que aborda temas como la pobreza, la soledad y la esperanza a través de los ojos de una niña desamparada. A pesar de su aparente simplicidad, este cuento posee varias capas de significado y puede ser interpretado de múltiples formas, dependiendo de la edad y la madurez emocional del lector.
Desde una perspectiva literaria y psicológica, este cuento puede ser tanto cautivador como perturbador para los niños. Es adecuado para aquellos que tienen la capacidad de comprender y empatizar con situaciones difíciles y emociones complejas. Los niños que han sido expuestos a conceptos como la pobreza, la desigualdad y la pérdida podrían encontrar en este cuento un eco especial. Sin embargo, para los niños más pequeños o aquellos particularmente sensibles, los elementos trágicos y la conclusión sombría del cuento podrían ser abrumadores.
La narrativa, rica en simbolismos e imágenes vívidas, ofrece una ventana a la imaginación y la esperanza, incluso en medio de la desesperación. Los episodios donde la niña enciende los fósforos y sueña con momentos más felices y cálidos ofrecen un contraste emocional significativo con la dura realidad de su situación. Este contraste puede ser una herramienta valiosa para discutir temas como la esperanza y la resiliencia ante la adversidad.
En términos de recomendaciones, el cuento podría ser más apropiado para niños mayores, posiblemente de 8 años en adelante, quienes tienen una mayor capacidad para procesar y discutir temas complejos y emociones profundas. Para los niños más pequeños o sensibles, podría ser prudente abordar este cuento con cuidado, tal vez leyéndolo junto con un adulto que pueda ofrecer apoyo emocional y aclaraciones.
“La niña de los fósforos” es una obra maestra que ofrece ricas oportunidades para la discusión y reflexión sobre temas humanos fundamentales, pero su lectura debe ser considerada cuidadosamente en función de la madurez emocional y experiencias de vida del niño.
Pros y contras del cuento «La niña de los fósforos»
Pros
- Desarrollo de empatía y conciencia social: La narrativa del cuento, que muestra la difícil situación de la niña, puede fomentar la empatía y la conciencia social en los niños. Ayuda a comprender y sentir compasión por aquellos que viven en circunstancias menos afortunadas.
- Estímulo de la imaginación y la creatividad: A través de sus vívidas descripciones y simbolismos, el cuento estimula la imaginación y la creatividad de los niños. La capacidad de la niña de soñar con un mundo mejor, incluso en circunstancias difíciles, es un poderoso mensaje sobre la esperanza y la resiliencia.
- Oportunidad para discusiones educativas: Este cuento ofrece una excelente oportunidad para que padres y educadores aborden temas complejos con los niños, como la pobreza, la desigualdad y la compasión. Esto puede llevar a conversaciones profundas y significativas que son cruciales para el desarrollo emocional y moral de los niños.
- Valor literario y cultural: Como una obra clásica de Hans Christian Andersen, el cuento tiene un alto valor literario y cultural. Introduce a los niños a la literatura clásica y les enseña sobre diferentes estilos narrativos y épocas culturales.
Contras
- Temática oscura y trágica: El cuento tiene un tono sombrío y un final trágico. La muerte de la niña puede ser perturbadora para algunos niños, especialmente los más pequeños o sensibles, y podría causarles miedo o tristeza.
- Puede ser demasiado complejo para niños jóvenes: Los temas de pobreza, desigualdad y muerte son complejos y pueden ser difíciles de comprender para los niños más pequeños. Esto podría llevar a malentendidos o a una interpretación errónea del cuento.
- Necesidad de supervisión adulta: Dado el contenido emocional y la complejidad del cuento, podría ser necesario que un adulto acompañe al niño durante la lectura para proporcionar apoyo emocional y aclaraciones sobre el contenido.
- Riesgo de desarrollar ansiedad o miedo: Para algunos niños, especialmente aquellos que han experimentado traumas o pérdidas personales, el cuento podría desencadenar ansiedad, miedo o tristeza, lo que requiere un manejo cuidadoso por parte de los adultos.
Guía de lectura según la edad del niño o niña:
- Niños menores de 6 Años: Desaconsejado. A esta edad, los niños tienen una comprensión limitada de conceptos como la muerte, la pobreza y la desigualdad. El contenido trágico y la muerte de la niña pueden ser perturbadores y difíciles de procesar. Pueden enfocarse más en los aspectos más oscuros y tristes de la historia, lo que podría generar miedos o ansiedades.
- Niños de 6 a 8 Años: Precaución. Aunque comienzan a entender conceptos más complejos, aún pueden ser sensibles a temas como la muerte y la soledad. La lectura de este cuento puede requerir la supervisión y explicación de un adulto para ayudarles a procesar la historia de manera saludable. Podría usarse para iniciar conversaciones sobre empatía y la realidad de diferentes condiciones de vida, pero con cuidado y sensibilidad.
- Niños de 9 a 12 Años: Recomendado con Orientación. Los niños en este grupo de edad son más capaces de entender y procesar temas complejos. Pueden beneficiarse de las lecciones de empatía, resiliencia y conciencia social presentes en el cuento. Es una buena edad para discutir la narrativa más profundamente, explorando sus temas y simbolismos, pero aún puede ser beneficioso el acompañamiento y la discusión con un adulto.
- Adolescentes (13 Años en Adelante): Recomendado. Los adolescentes tienen una mayor capacidad para entender y reflexionar sobre temas complejos y oscuros. Pueden analizar y discutir el cuento a un nivel más profundo, comprendiendo sus implicaciones sociales y emocionales. Este cuento puede ser un recurso valioso para fomentar la discusión crítica y la conciencia emocional.
En definitiva, la idoneidad de “La niña de los fósforos” para un público infantil varía significativamente con la edad. Es crucial considerar la madurez emocional y cognitiva del niño, así como su experiencia previa con temas difíciles. En todos los casos, la presencia y orientación de un adulto puede enriquecer la experiencia de lectura y ayudar a los niños a procesar y entender el cuento de manera saludable y constructiva.